“Oh, déjate tomar, déjate invadir por su vida divina, para podérsela dar al querido pequeño, ¡que llegará al mundo lleno de bendiciones! Piensa lo que pasaría en el alma de la Virgen cuando, después de la Encarnación, poseía en ella al Verbo Encarnado, al Don de Dios… En qué silencio, en qué recogimiento, en qué adoración más profunda debió sumergirse en el fondo de su alma, ¡para estrechar a aquel Dios de quien era Madre! …, El está en nosotros. ¡Oh!, mantengámonos, pues, junto a Él, con aquel silencio, con aquel amor de la Virgen. Será así como pasaremos el Adviento, ¿verdad?”
Santa Isabel de la Trinidad
Carta 183 – 22 Noviembre 1903
El alma en espera, una espera confiada del Señor hace encontrar consuelo y valentía en los momentos oscuros de la existencia. ¿Y de qué nace esta valentía y esta apuesta confiada? ¿De dónde nace? Nace de la esperanza. Y la esperanza no decepciona, esa virtud que nos lleva adelante mirando al encuentro con el Señor.
El Adviento es una llamada incesante a la esperanza: nos recuerda que Dios está presente en la historia para conducirla a su fin último para conducirla a su plenitud, que es el Señor, el Señor Jesucristo. Dios está presente en la historia de la humanidad, es el «Dios con nosotros».
Papa Francisco – Domingo 29 de noviembre de 2020
1a Domingo
2a Domingo
Domingo de Gaudete
4a Domingo
Mirad y levantad vuestras cabezas; porque vuestra redención está cerca.
Luc 21
Señor todopoderoso, rico en misericordia,
cuando salimos animosos al encuentro de tu Hijo,
no permitas que lo impidan los afanes de este mundo; guíanos hasta él con sabiduría divina para que podamos participar plenamente de su vida.
Collecta Domingo C
El Señor es mi Dios y salvador, con él estoy seguro y nada temo. El Señor es mi protección y mi fuerza y ha sido mi salvación.
Isaías 12
Dichosa tú, que has creído, porque se cumplirá cuanto te fue anunciado de parte del Señor.
Lucas 1