Me adelanto a la aurora pidiendo auxilio, esperando tus palabras.
Salmo 119
Nuestra vida, enraizada en la tradición monástica, está marcada por la oración del Oficio divino, la adoración eucarística, el trabajo manual y el estudio bíblico, antropológico y teológico. Velamos por que esta vida sencilla y genuina asuma todas las dimensiones de la persona humana (trabajo, amistad, libertad, responsabilidad, diálogo, escucha, confianza) y favorezca su desarrollo. Para eso, es necesaria una formación integral de la persona.
Aunque manteniendo una verdadera clausura, nos gustaría compartir nuestra vida de oración y nuestra formación con aquellos que lo deseen y que se acerquen a reponer fuerzas al amparo de nuestros monasterios. En ocasiones se nos pide animar momentos de oración fuera del convento .