5/7/24
El sábado 3 de febrero de 2024, la hermana Laure y la hermana Mary Thomas tuvieron el privilegio de participar en la peregrinación "Camino de la Paz" en Roma, organizada por los Salesianos, en el marco de un simposio de 3 días sobre la Vida Consagrada. Estos tres días fueron una iniciativa del Dicasterio para la Vida Consagrada para preparar el Año Jubilar 2025.
Los Salesianos nos pidieron que fuéramos traductores y guías de uno de los grupos de "habla inglesa" para esta peregrinación a pie de un día a varias basílicas y lugares religiosos de Roma.
En nuestro grupo había unas 20 religiosas de prácticamente 20 países diferentes de habla inglesa, ¡incluidas las Islas Fiyi, Malta, Kumbo, Camerún, Uganda, Australia, Hong Kong y Estados Unidos! La religiosa de Kumbo, Camerún, conocía a nuestras Hermanas de allí, y el sacerdote de Uganda había ido a menudo de retiro al convento de nuestras Hermanas en Dordrecht, Holanda, cuando estudiaba allí. Fue conmovedor ver de cerca la universalidad de la Iglesia y los estrechos lazos que nos unen.
En cada etapa de la peregrinación, los organizadores habían proporcionado información artística e histórica interesante, y para muchos de los religiosos era la primera vez que descubrían la riqueza espiritual e histórica de la Iglesia de Roma. En cada etapa, uno de los religiosos compartía también una reflexión sobre sus experiencias misioneras o el descubrimiento de su vocación.
La jornada comenzó con una misa en la Basílica del Sagrado Corazón con el Cardenal Braz de Avis, Prefecto del Dicasterio de la Vida Consagrada.
Una de las paradas de nuestra peregrinación fue una pequeña iglesia cerca de las Catacumbas de San Sebastián conocida como Quo Vadis, que está construida en el lugar donde Pedro se encontró con Cristo cuando intentaba huir de Roma. Pedro preguntó a Jesús: "¿Adónde vas?", y Cristo le respondió: "A Roma, para ser crucificado de nuevo". Pedro tuvo entonces el valor y la luz para dar media vuelta y regresar a Roma, donde sabía que se enfrentaría a su propio martirio.
Los jóvenes que disciernen su vocación peregrinan a esta iglesia para pedir la gracia de conocer la voluntad del Señor y tener el valor de cumplirla. La iglesia se encuentra en la esquina de la intersección de tres caminos, lo que simboliza el importante momento de la vida de un joven en el que debe hacer una elección. Esta elección implica elegir un camino y renunciar a otro. Pero esta elección de renunciar a un camino para seguir otro está impulsada por el amor, por el amor a una persona, por el amor a Cristo. La vocación significa elegir seguir a Cristo, que nos ha amado primero y nos ha mostrado este amor de manera personal.
En palabras de San Juan Pablo II:
" Pregúntense, jóvenes, por el amor de Cristo. Reconozcan su voz que resuena en el templo de su corazón. Devuélvele su mirada luminosa y penetrante que abre los caminos de tu vida a los horizontes de la misión de la Iglesia. Es una misión ardua, hoy más que nunca, enseñar a los hombres la verdad sobre sí mismos, sobre su fin, sobre su destino, y mostrar a las almas fieles las riquezas indecibles del amor de Cristo. No temas la radicalidad de sus exigencias, porque Jesús, que nos amó primero, está dispuesto a entregarse a ti, así como a pedirte. Si te pide mucho, es porque sabe que puedes dar mucho".
- Papa Juan Pablo II (Karol Wojtyła), El sentido de la vocación.