San Bernardo de Claraval
La estrella de la mañana es la primera que surge en el cielo y que anuncia el amanecer. Es la estrella más brillante, anima a los que han velado durante toda la noche y manifiesta la victoria de la luz sobre las tinieblas.
La Virgen María es para nosotras esta estrella que nos guía siempre en la esperanza, por eso hemos escogido este nombre que nos enraíza en la tradición de la Iglesia. De hecho, desde siempre se ha invocado a María como la Estrella: la letanía que canta sus alabanzas nos habla de la Estrella del mar o de la Estrella de la mañana.
Nuestra comunidad quiere vivir de la maternidad de María y así enraizarse en el corazón de la Iglesia, bajo el amparo de todos los santos que son también astros en el cielo.
Nuestra vocación es una vida de oración ligada al misterio de la Eucaristía. Cada jornada está marcada por dos horas de oración ante el Santísimo Sacramento y encuentra el punto culminante en la celebración de la Eucaristía que se prolonga con un tiempo de acción de gracias.
El trabajo manual también tiene mucha importancia: es esencial al equilibrio de la persona y nos permite subsistir.Una característica de nuestra vida contemplativa es su impulso misionero, vivido primero en la oración y mediante una presencia visible y accesible allí donde se encuentren nuestros conventos.
El Espíritu Santo nos envía a vivir el mandamiento del amor dado por Cristo y a dar testimonio en todos los continentes.