30/11/23
Celebramos a Cristo Rey del Universo el Domingo anterior al Adviento. Esta invocación, aunque muy presente en la Biblia, recibió una fiesta especial tardíamente (1925). El Papa Pío XI, consciente de los peligros del ateísmo y de las ideologías, así como de la fragilidad de la paz entre las naciones, quiso animar a los cristianos a recurrir con más ardor a la mediación de Cristo: "Debemos buscar la paz de Cristo mediante el reinado de Cristo." (Carta encíclica : Quas primas ; por la que se instituye la solemnidad de Cristo Rey - 1925)
El Adviento nos es dado para preparar la venida (Adventus en latín) de Cristo, el día de su retorno glorioso, cuando instaurará definitivamente el Reino de su Padre. El año cristiano se abre y se cierra con la perspectiva de la venida de Cristo. ¿Y cómo perder de vista esta venida, cuando cada día imploramos su venida en la oración del Padre nuestro: Venga a nosotros tu Reino ? Esta espera vigilante es gozosa, porque no esperamos el regreso de un Juez, sino de Aquel a quien san Pablo llama nuestra esperanza Bienaventurada, Aquel que viene a salvarnos, que viene a darnos su vida en plenitud. El Adviento es también el tiempo en que nos preparamos para celebrar con agradecimiento la primera venida de Cristo a nuestra humanidad, su Natividad.
Entonces, ¿cómo le esperamos? El Evangelio nos invita a ser vigilantes: "Estad atentos, velad, porque no sabéis cuándo llegará el momento; velad, porque no sabéis cuándo volverá el dueño de la casa; velad...". (Marcos 13) ¡Cuatro semanas para preparar esta venida, este acontecimiento! Este año, la 4ª semana de Adviento se resumirá en la jornada del domingo 24 de diciembre. Nuestro Dios tiene prisa por venir a nuestro encuentro. El Adviento es corto, así que no debemos perder tiempo, debemos vigilar activamente para apresurar el Reino de Cristo, el Reino del Padre: un Reino eterno y universal, un Reino de vida y de verdad, de gracia y de santidad, de justicia, de amor y de paz (Prefacio de Cristo Rey).
¿Cómo podemos apresurar este reino? Si la paz aún no reina en nuestro mundo, hagamos que reine en nuestros corazones y en el de los que están cerca de nosotros. No podemos detener las guerras y la violencia, pero podemos apresurar el reino de Cristo: una mano tendida, una palabra amable, una sonrisa, un mensaje de ánimo, una presencia silenciosa junto a alguien que sufre... "Si ponemos en práctica el amor al prójimo, según el mensaje evangélico, abrimos paso al señorío de Dios, y su reino se realiza en medio de nosotros. Si, por el contrario, cada uno piensa sólo en sus propios intereses, el mundo sólo puede ir a su ruina." 2()
Utilicemos también los medios que nos da la Iglesia: preparemos una corona de Adviento en nuestras casas y demos testimonio de la luz de Cristo que está ya presente en medio de nosotros. Preparemos el Belén en nuestras casas, pero sobre todo en nuestros corazones. Utilicemos los medios de la oración, la Palabra de Dios y la reconciliación para hacer de nuestros corazones el Belén más hermoso para el Niño Rey, que quiere reinar allí cada vez más.
"Nuestro mundo necesita vigilantes y portadores de esperanza. No esperemos pasivamente, pongamos en práctica activa y gozosamente este tiempo de gracia abriendo de par en par nuestros corazones y nuestras mentes a la luz del Evangelio. Siguiendo las huellas de la Virgen María, ¡vigilemos y oremos esperando el regreso del Señor! Feliz año litúrgico." Benedicto XVI